Para el gran público, el blues está etiquetado como música triste (ya lo dice el nombre), llena de solos de guitarra muy parecidos entre sí, y poco más de 2 ó 3 acordes principales. Ellos se lo pierden. Porque Mr. Sipp es una de esas pruebas vivientes que niegan la mayor. Ya me lo decía un amigo hace muchos años : “el blues es divertido”, cosa que quedó demostrada en otro de los conciertos del ciclo Gigantes del Blues. La medalla que colgaba del cuello de Castro Coleman (que así se llama realmente, por si alguien aún no lo sabe) dejaba clara la pasión que siente por este género. Y él saca todo su repertorio de guiños y trucos encima del escenario, para montar un fiestón allá donde toca. Apoyado en la sobriedad de Jeff Flanagan (bajo), y las múltiples caras de William West (batería), Mr. Sipp brilla por calidad…Continuar Leyendo