Hay dos tipos de bandas. Unas están equilibradas, funcionan como grupo, con pesos repartidos equitativamente entre todos sus miembros. Y otras en las que uno de sus componentes atrae todas las miradas ya que, como se suele decir, lo hace todo.
El pasado 24 de octubre, subían al escenario de la sala Boite Live de Madrid, los seis buenos músicos que forman el grupo Banditos — Album Banditos — Venían bajo la pertenencia al primer tipo. Pero los conciertos dictan verdades, tanto al público, como a los artistas que actúan. Prueba de ello fue lo que vivimos esa noche.
No es que su cantante lo haga todo, pero Mary Beth Richardson se erigió como figura indiscutible muy por encima del resto. Bien es cierto que un directo no funciona plenamente si no funcionan todos. Y realmente eso fue lo que quedó patente, ya que cuando cantaba ella, el bolo crecía. Cuando cantaban Corey Parsons (guitarra) o Stephen Pierce (banjo y guitarra)… el bolo bajaba en intensidad de manera ostensible.
Es una verdadera lástima, porque todos son perfectamente válidos, están cohesionados, pero… esta chica se los come. Claro, tener «modales Joplinianos» ayuda mucho. Y es que el fantasma de la inmortal Janis voló por encima de todas las cabezas que casi llenaron la sala.
Otro factor que no ayuda, e incluso a lo loco diría que perjudica, es el sonido aprobado por los pelos. El banjo no se escuchaba casi, la guitarra solista (a cargo de Jeffrey Salter) carecía de la presencia necesaria en los solos en más de una ocasión… Eso sí, presencia constante de bajo (Danny Vines) y batería (Randy Wade).
Todo el show discurrió por los caminos musicales y visuales que marcó a fuego la década de los setenta, practicando un rock de entonces, pero pasado por el filtro que les otorga la época en la que vivimos, convirtiéndolos en algo así como los «indies del rock sureño setentero». Y sabemos que esos toques indie gustan a muchos.
Repasaron ampliamente su aún escueta discografía (dos lp’s), y no faltaron versiones que dicen mucho del estilo que practican, como «Midnight Special«, «I Put A Spell On You» y la que se veía venir… adivinad… ¡premio! : «Piece Of My Heart«. Total, una hora y media en la que el público más generalista encontró regocijo máximo, mientra que para los más asiduos del lugar fue tan solo un buen concierto, que no es poco (que hace no tantos años… estábamos llorando por las esquinas porque no venían grupos así ni a tiros).
Nos vemos.